sábado, 17 de octubre de 2015

Lo que las elecciones se llevó

Maquiavelo decía “En cada ciudad podemos hallar estos deseos diferentes (…) el hombre del pueblo odia recibir órdenes y ser oprimido por aquellos más poderosos que él. Y a los poderosos les gusta impartir órdenes y oprimir al pueblo”.
Según Chantal Mouffe, el actual mundo unipolar, podría ser evitado mediante un mundo multipolar, es decir, un equilibrio entre varios polos regionales, lo propone como una solución para evitar la hegemonía de un hiperpoder único, donde siempre este presente la “lucha agonista”.
Pero acaso, ¿no son nuestros gobiernos los que permite estas circunstancias?  ¿Realmente en Argentina se podría implementar un poder multipolar, en donde exista la lucha agonista como forma de democracia?
Está claro que el poder en nuestro país, no permite esta posición de Mouffe. Nos encontramos ante un gobierno totalmente hegemónico y que no acepta escuchar voces que no pertenezcan a la esfera oficialista.
En estas últimas elecciones como sabemos, la competencia y la lucha por el poder, se tornaron violentas y fraudulentas y en donde se dejo en un tercer plano a la voz del pueblo. Ante el pedido de la oposición por parte del partido Acuerdo por el Bicentenario, se quieren anular las elecciones ante el supuesto fraude y quemas de urnas que sufrió la provincia de Tucumán. Por su parte, el oficialismo no piensa dar marcha atrás, por lo que tildó a este acto de intento de Golpe de Estado Judicial. Ahora queda en las manos de la Corte Suprema de Justicia. Y es en este ejemplo, donde podemos ver claramente la hegemonización del poder.
La relación amigo/enemigo es un elemento crucial en Argentina, y no sólo entre políticos, sino también entre comunicadores sociales, agentes de prensa y hasta la misma sociedad. Nos encontramos polarizados por ideales políticos. Hoy más que nunca, la violencia es un cuadro que se pinta todos los días con sangre, no sólo física, sino también de aquellas voces que no son escuchadas.
Como exponía Hannah Arendt, “los prejuicios admiten a algunos humanos y excluye a otros. El pensamiento político se basa esencialmente en la capacidad de juzgar”. Juzgar a los otros candidatos, juzgar las distintas ideologías, juzgar a una sociedad por querer protestar contra el sistema electoral.  Es correcto  aclarar que la propia sociedad también juzga a los partidos, desde la oposición se escuchan voces que llenan de estereotipos a los candidatos del Frente para La Victoria, (por ejemplo el prefijo que se le impone a la gente que cobra un plan diciéndole planero  que apoyan al gobierno por un beneficio extra) y desde el oficialismo (gorilas, violentos, etc.). Vivimos en un constante círculo vicioso, en donde se juzga a quien piensa diferente.

En fin, volviendo a lo que decía Chantal Mouffe en un principio ¿Se puede construir un estado multipolar en un país polarizado por cuestiones políticas, en donde ni nuestros propios representantes pueden llegar a un común acuerdo para mantener un sistema electoral sin irregularidades? Aclara en su libro “En torno a lo Político” que la frontera entre lo social y lo político es esencialmente inestable, y requiere desplazamientos y renegociaciones constantes entre los actores sociales. Pero si no existe entre los representantes un dialogo para llegar a estas renegociaciones ¿hacía donde nos dirigimos?