El 8 de marzo
es un día para recordar más que para felicitar. Como sabemos un día como hoy
pero de 1908 en la fábrica textil de Cotton (Nueva York), ciento cuarenta y seis mujeres murieron
producto de una bomba que pusieron los dueños de la fábrica en donde ellas
protestaban por mejores condiciones de trabajo y de salario.
Por eso mismo
no es un día para festejar, apoderarnos del marketing que nos hace olvidar de
la causa principal, y listo. Más bien debemos dar otro enfoque al 8 de marzo,
acompañar a la mujer en el reclamo por una mejor equidad en la sociedad, no
“igualdad” porque nunca seremos iguales. Pero si una equidad social, en las que
el roll de la mujer sea visto de otra manera y no solamente como un simple
estereotipo de belleza, o un objeto ya sea sexual o doméstico.
Es un día de
concientización, no de felicidad. Obvio que estoy feliz por ser mujer, pero hoy
(y no solamente hablo a hombres) quiero que estemos unidos, y que como sociedad
luchemos por romper el estigma y los clichés que nos rodean. Que sepamos comprenden
que la violencia nos ataca a todos, y que empieza por nosotros mismos. Si
queremos un cambio debemos empezar por un granito de cada uno, y así
exteriorizarlo y de esta forma cambiar el paradigma vigente.
En una charla de mujeres a la cual
fui invitada, me hicieron tres preguntas, las cuales eran muy constructivas y
quisiera que todas aquellas mujeres que lean mi artículo las piensen en sus
cabezas. Primero, el modelo de mujer que te inculcaron en la sociedad (desde tu
casa, hasta en las instituciones).
Todas las
chicas que estuvimos presentes respondimos que desde la casa, nos habían
enseñado a ser mujeres independientes, que no dependamos de un hombre económica
ni espiritualmente. Que estudiemos, que aprovechemos las oportunidades que
ellos como padres nos daban para poder progresar. Siempre ser libres en
nuestras decisiones y no tener miedo a tomarlas.
Sin embargo,
este discurso cambiaba al entrar en las instituciones. Afuera de la casa, la
realidad que nos planteaba nuestros padres cambiaba radicalmente. Primero en el
sistema educativo, en donde se presenta una educación sexista, como sabemos hay ciertas actividades que los
hombres pueden hacer, pero las mujeres quedamos excluidas de ese ámbito. A los
hombres se les da la pelota de futbol, a las mujeres los bebes de muñecos para
cuidarlos (porque desde niñas debemos naturalizar que de grandes tenemos que
ser madres) y así las prácticas sociales nos van amoldando a los roles de
debemos asumir ya de una manera obligatoria. Sumisa la mujer, valiente y fuerte
el varón (a quienes también se les impone estereotipos: el varón no llora, es
el sostén de la familia). Por eso es tan importante cambiar el enfoque de la
educación creadora de cultura. Dejar que el niño juegue con muñecas y a la niña
que juegue a la pelota, a la carrera de autitos.
Recreaciones de todo tipo y
que no se las clasifique por sexo. Respecto a la historia, hacer saber que las
mujeres también fueron muy importantes para la construcción de la misma, desde
los inicios de las primeras civilizaciones hasta las que dieron su vida por su
país, y que tan poco sabemos (jóvenes, adolescentes, niños) de aquellas mujeres
luchadoras.
La violencia de género, instaurada en una sociedad patriarcal es amplia. Existen
diversos tipos de violencia: violencia
física, la que podemos captar más porque los golpes y hematomas se
evidencian a simple vista. Pero eso no es todo, muchas veces la violencia
física viene acompañada de violencia
psicológica, donde la mujer cree que merece ese trato, dejando a la misma
en un estado de indefensión, destrucción de su persona (tanto de su cuerpo como
de su autoestima) y sentimiento de culpa. Violencia
simbólica la cual es acompañada por los grandes medios masivos de la
sociedad (prensa, televisión, publicidades) generando un estereotipo de mujer
que tiene que ser ya sea, desde un punto de vista sexual como objeto de
satisfacción del hombre, o como modelo de publicidad en productos para el
hogar, en este sentido, ¿Por qué no se muestra el perfil de una mujer luchadora
trabajadora y fuerte? Y de un hombre: acompañador, que también realice los
quehaceres domésticos y que puedan cuidar a los niños.
Según el índice
de femicidios en Argentina se produce uno cada 30 min. Dejando alrededor de los
años altísimas estadísticas de estos. La Casa del Encuentro registró 255
femicidios domésticos en 2012, índice que aumento en 2014 a 277. Mientras que
en el caso de las victimas hombres, sólo un 5,84% perdió la vida en situaciones
de violencia intrafamiliar.
Me preguntaron,
que modelo de mujer quiero ser cuando sea más adulta. Respondí pensando no solo
en mí, sino en todas aquellas mujeres que sufren (de una manera u otra) el
acoso callejero, el insulto de la sociedad porque te vestís de una manera u
otra, la violencia verbal física y psicológica. Una sociedad que naturaliza conductas
y estereotipos, mensajes, íconos, la
subordinación, delicadeza o “el instinto maternal” que fue creado para que las
mujeres procreemos porque sabemos que tenemos que hacerlo, y si no podemos o no
queremos, nos excluyen.
Quiero salir
y no tener miedo, quiero ser libre de volver temprano o tarde, que no me juzguen por lo que soy. Quiero ver en un futuro una mujer fuerte y luchadora, a las
que no puedan silenciarnos. Una sociedad con menos femicidios, y más amor y
respeto, ante todo. Que la violencia
social disminuya, que las mujeres estemos unidas y no caigamos en los estereotipos para juzgar
a nuestro prójimo.
Hombres y
mujeres, mujeres y hombres. Hagamos un cambio de paradigma, vivamos en una
sociedad, como Rosa de Luxemburgo lo proponía: “Por un mundo donde seamos socialmente iguales, honestamente diferentes,
y totalmente libres”.
Que siempre luches
por lo que amas y seas feliz ante todo mujer!