martes, 8 de marzo de 2016

CONMEMORAR, HOMENAJEAR Y CONCIENTIZAR. 8 de Marzo: Día Internacional de la Mujer Trabajadora

El 8 de marzo es un día para recordar más que para felicitar. Como sabemos un día como hoy pero de 1908 en la fábrica textil de Cotton (Nueva York),  ciento cuarenta y seis mujeres murieron producto de una bomba que pusieron los dueños de la fábrica en donde ellas protestaban por mejores condiciones de trabajo y de salario.
Por eso mismo no es un día para festejar, apoderarnos del marketing que nos hace olvidar de la causa principal, y listo. Más bien debemos dar otro enfoque al 8 de marzo, acompañar a la mujer en el reclamo por una mejor equidad en la sociedad, no “igualdad” porque nunca seremos iguales. Pero si una equidad social, en las que el roll de la mujer sea visto de otra manera y no solamente como un simple estereotipo de belleza, o un objeto ya sea sexual o doméstico.

Es un día de concientización, no de felicidad. Obvio que estoy feliz por ser mujer, pero hoy (y no solamente hablo a hombres) quiero que estemos unidos, y que como sociedad luchemos por romper el estigma y los clichés que nos rodean. Que sepamos comprenden que la violencia nos ataca a todos, y que empieza por nosotros mismos. Si queremos un cambio debemos empezar por un granito de cada uno, y así exteriorizarlo y de esta forma cambiar el paradigma vigente.

 En una charla de mujeres a la cual fui invitada, me hicieron tres preguntas, las cuales eran muy constructivas y quisiera que todas aquellas mujeres que lean mi artículo las piensen en sus cabezas. Primero, el modelo de mujer que te inculcaron en la sociedad (desde tu casa, hasta en las instituciones).

Todas las chicas que estuvimos presentes respondimos que desde la casa, nos habían enseñado a ser mujeres independientes,        que no dependamos de un hombre económica ni espiritualmente. Que estudiemos, que aprovechemos las oportunidades que ellos como padres nos daban para poder progresar. Siempre ser libres en nuestras decisiones y no tener miedo a tomarlas.

Sin embargo, este discurso cambiaba al entrar en las instituciones. Afuera de la casa, la realidad que nos planteaba nuestros padres cambiaba radicalmente. Primero en el sistema educativo, en donde se presenta una educación sexista, como sabemos hay ciertas actividades que los hombres pueden hacer, pero las mujeres quedamos excluidas de ese ámbito. A los hombres se les da la pelota de futbol, a las mujeres los bebes de muñecos para cuidarlos (porque desde niñas debemos naturalizar que de grandes tenemos que ser madres) y así las prácticas sociales nos van amoldando a los roles de debemos asumir ya de una manera obligatoria. Sumisa la mujer, valiente y fuerte el varón (a quienes también se les impone estereotipos: el varón no llora, es el sostén de la familia). Por eso es tan importante cambiar el enfoque de la educación creadora de cultura. Dejar que el niño juegue con muñecas y a la niña que juegue a la pelota, a la carrera de autitos. 
Recreaciones de todo tipo y que no se las clasifique por sexo. Respecto a la historia, hacer saber que las mujeres también fueron muy importantes para la construcción de la misma, desde los inicios de las primeras civilizaciones hasta las que dieron su vida por su país, y que tan poco sabemos (jóvenes, adolescentes, niños) de aquellas mujeres luchadoras.

La violencia de género, instaurada en una sociedad patriarcal es amplia. Existen diversos tipos de violencia: violencia física, la que podemos captar más porque los golpes y hematomas se evidencian a simple vista. Pero eso no es todo, muchas veces la violencia física viene acompañada de violencia psicológica, donde la mujer cree que merece ese trato, dejando a la misma en un estado de indefensión, destrucción de su persona (tanto de su cuerpo como de su autoestima) y sentimiento de culpa. Violencia simbólica la cual es acompañada por los grandes medios masivos de la sociedad (prensa, televisión, publicidades) generando un estereotipo de mujer que tiene que ser ya sea, desde un punto de vista sexual como objeto de satisfacción del hombre, o como modelo de publicidad en productos para el hogar, en este sentido, ¿Por qué no se muestra el perfil de una mujer luchadora trabajadora y fuerte? Y de un hombre: acompañador, que también realice los quehaceres domésticos y que puedan cuidar a los niños. 

Según el índice de femicidios en Argentina se produce uno cada 30 min. Dejando alrededor de los años altísimas estadísticas de estos. La Casa del Encuentro registró 255 femicidios domésticos en 2012, índice que aumento en 2014 a 277. Mientras que en el caso de las victimas hombres, sólo un 5,84% perdió la vida en situaciones de violencia intrafamiliar.
Me preguntaron, que modelo de mujer quiero ser cuando sea más adulta. Respondí pensando no solo en mí, sino en todas aquellas mujeres que sufren (de una manera u otra) el acoso callejero, el insulto de la sociedad porque te vestís de una manera u otra, la violencia verbal física y psicológica. Una sociedad que naturaliza conductas  y estereotipos, mensajes, íconos, la subordinación, delicadeza o “el instinto maternal” que fue creado para que las mujeres procreemos porque sabemos que tenemos que hacerlo, y si no podemos o no queremos, nos excluyen.

Quiero salir y no tener miedo, quiero ser libre de volver temprano o tarde, que no me  juzguen por lo que soy. Quiero ver en un  futuro una mujer fuerte y luchadora, a las que no puedan silenciarnos. Una sociedad con menos femicidios, y más amor y respeto, ante todo.  Que la violencia social disminuya, que las mujeres estemos unidas  y no caigamos en los estereotipos para juzgar a nuestro prójimo.
Hombres y mujeres, mujeres y hombres. Hagamos un cambio de paradigma, vivamos en una sociedad, como Rosa de Luxemburgo lo proponía: “Por un mundo donde seamos socialmente iguales, honestamente diferentes, y totalmente libres”.
Que siempre luches por lo que amas y seas feliz ante todo mujer!




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